Una de las peores interrupciones es la de una conversación.
En un artículo del portal hablamos de la oportunidad de la importunidad. Pero hay una escala menor, podemos decir, a las visitas o llamadas inoportunas. Son las interrupciones. Esas pequeñas pausas que debe hacer en medio de una conversación, en medio de su programa de televisión favorito y situaciones similares.
Una de las peores interrupciones es la de una conversación. No se debe interrumpir a la persona que está hablando salvo para darle un recado de extrema urgencia o un asunto de máxima prioridad. Hay que escuchar y esperar a que termine su intervención para poder hablar. Si malo es interrumpir a la persona que habla, peor es interrumpir a dos personas que están hablando. Da lo mismo que sea una conversación personal que profesional. Hay que respetar las conversaciones ajenas. Y ni se le ocurra opinar sobre lo que están hablando, porque eso dejaría muy claramente que usted ha estado escuchando su conversación.
Si por una de las razones dadas, urgencia, necesidad, etc. debe interrumpir una conversación, tanto personal como telefónica, debe introducir una frase de cortesía del tipo: "Disculpe ...", "Perdón ...", "Permítame su atención ...".
Tanto en su vida privada como en su entorno laboral, debe respetar la intimidad de las personas y no inmiscuirse en conversaciones o reuniones ajenas. Si tiene que pasar por delante de varias personas que están conversando debe hacerlo de forma prudente y pidiendo el correspondiente permiso. Lo mismo si tiene que entrar en una estancia, despacho u oficina donde hay otras personas reunidas, hablando por teléfono, etc.
Cualquier tipo de interrupción debe ser justificada y necesaria. No se puede, ni debe, interrumpir de forma banal o por el puro placer de molestar. La buena educación de las personas se ve en estas situaciones de la vida diaria.