miércoles, 26 de agosto de 2009



Lucia Miranda,una historia de amor en la conquista.




Cuenta la leyenda, que en la expedición realizada por Sebastián Caboto ocurrió una historia muy particular. Como dice una canción: "Ésta es la historia del eterno triángulo", sólo que en este caso son dos caciques timbúes los que le disputan a un español el amor de una hermosa española llamada Lucía Miranda. La expedición de Caboto había fundado un fuerte el 11 de mayo de 1527 a orillas del Carcarañá, río que desemboca en el Paraná. Fue el primer establecimiento europeo en nuestro territorio, y fue llamado Sancti Spiritus. La leyenda nos llega a través del historiador Ruy Díaz de Guzmán en su libro La Argentina, de 1612. Se cuenta que entre los timbúes que habitaban la zona del fuerte, había dos caciques que eran hermanos. Uno se llamaba Mangoré, y el otro, Siripo, de unos treinta años ambos, valientes y expertos en las artes de la guerra. Mangoré se había enamorado de una mujer española que vivía en la fortaleza, llamada Lucía Miranda; estaba casada con el español Sebastián Hurtado. Los timbúes tenían tratos con los españoles y les llevaban alimentos. Mangoré le hacía muchos regalos a Lucía, y la ayudaba dándole comida. La española, muy agradecida por los regalos, le daba un trato muy amoroso. El cacique se entusiasmó más de la cuenta con Lucía. Tanto pensaba en ella, que organizó en su mente el rapto de su amor no correspondido. Decidió invitar al marido de Lucía a mudarse a su pueblo, donde recibiría hospedaje y amistad, pero el español, con buenas razones, se negó. El cacique terminó por perder la paciencia. Con gran indignación y mortal pasión, al ver que la española no le prestaba la atención que él deseaba, y el esposo menos todavía, comenzó a preparar una traición a los españoles para conseguir a Lucía. En ese momento de la historia entra en acción el otro cacique, su hermano Siripo. Mangoré le dice que no convenía obedecer a los españoles, porque éstas eran tierras timbúes, y ellos eran tan señores en sus cosas, que en pocos días los pondrían bajo su control, y en perpetua servidumbre. Entonces le pide a su hermano que lo ayude a destruir a los españoles, matando a todos y asolando el fuerte. Pero Siripo no quiere saber nada, y le pregunta cómo podía él pensar en una traición, cuando los españoles siempre le habían profesado amistad y él se sentía tan atraído por Lucía. Mangoré le replica indignado que así convenía para el bien común de los timbúes, y como él lo quería así, su hermano tenía que aceptarlo. Con esto persuadió a Siripo que accedió a realizar el ataque en el momento más oportuno. La traición Mangoré planeó el asalto al fuerte con más de cuatro mil hombres, aprovechando la salida varios españoles en busca de comida, entre ellos el marido de Lucía. Así salió con treinta hombres hacia la fortaleza, con comida y otras cosas, y repartió todo entre los españoles. Éstos, agradecidos, lo hospedaron en el fuerte por aquella noche. Una vez seguro de que todos dormían, Mangoré mandó matar a los centinelas, y abriendo la puerta hizo que entraran los cuatro mil hombres que esperaban emboscados fuera del fuerte. Los españoles se defendieron con gran valentía, pero ésta no alcanzó. Fue una carnicería. Los pocos que pudieron salir con vida escaparon hacia los barcos y se salvaron. Mangoré murió en el ataque. Sólo quedaron con vida en el fuerte cinco mujeres, entre las cuales estaba la tan cara Lucía Miranda, más cuatro muchachos que fueron capturados. Siripo, viendo a su hermano muerto por una mujer española, lloró mucho, y lo único que pensó fue en quedarse con ella como prenda. El Triángulo Lucía lloraba mucho por su situación, aunque Siripo la trataba muy bien. El cacique, al verla así, la tomó por mujer y la consolaba diciéndole que era señora de todos sus dominios. Al tiempo llegaron ante Siripo unos guerreros con un cautivo; era Sebastián Hurtado, el marido de Lucía. Éste, viendo el fuerte destruido, sólo pensó en buscar a su mujer y quedarse prisionero de los timbúes, si eso bastaba para ver a su Lucía. Siripo, al reconocerlo, ordenó que lo ejecutasen. Pero Lucía rogó por su marido y Siripo accedió a tomarlo como esclavo. Sin embargo, ocurrió que Lucía y su esposo se veían a escondidas del cacique, y éste se enteró por una de sus esposas que estaba celosa de la “españolita”. Preso de una rabia infernal mandó que se armase una gran pila de madera sobre la cual se puso a Lucía Miranda y la prendió fuego. Ella aceptó con gran valor la sentencia y muerte. Al marido le reservó otro tipo de muerte. Lo ataron de pies y manos a un algarrobo, y le lanzaron dardos, primero, y luego, flechas hasta que lo mataron. La historia Hasta acá la leyenda. Pero ¿fue cierta? Eso parece ¿no?, aunque está comprobado por diversos historiadores que no hubo ni una mujer en la expedición de Sebastián Caboto. Lo cierto es que los españoles y los indígenas tenían un trato cordial, comprometiéndose estos últimos a traer alimentos a cambio de mercancías que los españoles les daban. El trato de los españoles a los indígenas no era de igual a igual, como estos últimos habrían esperado. Un día, antes de que Caboto partiera en expedición, ocurrieron diversos incidentes con los indígenas, que dieron lugar a fuertes actos de violencia por parte de los españoles. Los indígenas dejaron de ir a comerciar al fuerte. Todo hacía temer un ataque indígena. Una vez partido Caboto, el capitán Gregorio Caro, encargado del fuerte, descuidó su defensa. Había muchos españoles que tenían sus casas fuera del muro, si se le podía decir muro a una pila de tierra. En septiembre de 1529, pocos días después de partir Caboto en expedición, tuvo lugar el asalto, incendio y destrucción del fuerte de Sancti Spiritus. Ocurrió de madrugada, la guardia del fuerte no estaba en su lugar. Varios cientos de indígenas habían rodeado el fuerte en silencio durante la noche y se lanzaron de golpe sobre los somnolientos españoles. Éstos, en vez de dar lucha hasta la muerte como cuenta la leyenda, salieron despavoridos sin saber hacia dónde correr. El jefe del fuerte, Gregorio Caro, que en la leyenda tiene otro nombre y muere valientemente, fue el primero en refugiarse en los barcos, seguido por varios otros. Uno de los barcos logró retirarse de la zona de combate, pero el otro quedó varado, y no pasó mucho hasta que los indígenas lo tomaron y quemaron. El fuerte fue destruido totalmente junto con las veinte casas que había mandado a construir Caboto. La mayor parte de los antiguos historiadores de las tierras argentinas, Ruy Díaz de Guzmán, Lozano, Guevara, Charlevoix, Azara y otros, contaron la historia de Lucía Miranda como cierta. Modernamente, el historiador Leguizamón demostró que fue el cronista Ruy Díaz de Guzmán el creador de la leyenda del martirio de Lucía Miranda en la destrucción del fuerte Sancti Spiritus. Su relato fue tomado por los historiadores posteriores, hasta que a fines del siglo XIX, el autor de la Historia del Puerto de Buenos Aires, Eduardo Madero, formuló la primera duda, y hoy está ya completamente demostrada la absoluta carencia de fondo histórico que tiene esta historia. Ella, sí tiene un fondo cultural: la relación entre los españoles e indígenas, y la lucha por la tierra. También se quiso ver un intento de contener y desprestigiar las relaciones sexuales entre españoles e indígenas, que por lo general sucedían al revés de lo que se cuenta en esta historia, eran más comunes entre hombres españoles y mujeres indígenas. En la época en que Ruy Díaz escribió el relato (principios del siglo XVII) la relación entre españoles e indígenas era muy co-mún, y horrorizaba los pocos sacerdotes que había en estas zonas.

REGINA PACINI


CONTINUACIÓN


Respecto de la Pacini, la autora afirmó que “si bien la aristocracia de la Buenos Aires de primera mitad de siglo XX siempre la resistió, la gente que la conocía la adoraba, principalmente en el ambiente del teatro”.
A ella se le deben “los avances en la lucha por los derechos del autor teatral y la creación en 1938 (bajo el gobierno del general Justo) de la Casa del Teatro, para refugio y vivienda de quienes hubieran contribuido con el desarrollo de la vida teatral”, agregó.
El cariño y respeto que sentían por esta mujer se refleja entre otros testimonios obtenidos por la autora para este libro, como el de Serafín Frois, el antiguo cuidador de la bóveda de los Alvear en el cementerio de Recoleta, que finalizado sus servicios continuó durante años yendo al lugar a mantener en condiciones la tumba de la ex soprano.
Para escribir este libro Cabrera entrevistó, entre otros, a Regina Valverde, la hija de José, el cochero que tomó Pacini apenas enviudó, a quien nombró su “ahijada del corazón” y cuidó hasta su muerte.
Esta artista, “que aportó tanto al mundo del arte y la cultura en el país y murió sola y rozando la locura a los 94 años (en la casa que compartió con Alvear en la localidad bonaerense de Don Torcuato) ni siquiera recibió los honores que le correspondían como Primera Dama que fue”, dijo Cabrera.
Cuentan que el abogado que administraba sus bienes, “además de estafarla había comprado con años de antelación el ataúd para Regina”, apuntó la escritora.
Cabrera recordó que “al momento de su muerte nadie dio aviso al presidente Justo, como hubiera correspondido, sino que el abogado subió el féretro a un tren y lo envió a la Casa del Teatro” que había inaugurado Pacini acompañada por Lola Membrives, Luisa Vehil y Enrique Muiño, entre otros.
“Me pareció terrible que no hayamos aceptado a una figura de su talla, responsable de que Radio Municipal transmitiera las galas del Colón para que pudieran escucharlas quienes no tenían acceso al teatro”, sostuvo la escritora.
“Por eso escribo sobre los que no escribieron la historia ni tuvieron la palabra. Para que cada lector pueda recapacitar sobre sus antecedentes como pueblo y como cultura”, concluyó Cabrera.

HISTORIAS DE AMOR QUE ESCANDALIZARON A LA SOCIEDAD DE BUENOS AIRES



EN 1900



La historia de amor de Regina Pacini y Marcelo T. de Alvear




En el libro “Regina y Marcelo, un duetto de amor”, Ana María Cabrera recrea, en tono de novela rosa, la historia de amor que escandalizó a la aristocracia porteña del 1900, entre el ex presidente argentino Marcelo T. de Alvear y una de las damas indiscutidas del canto lírico europeo, Regina Pacini.
La novela editada por Emecé pone la lupa en la talentosa soprano, sucesora de las grandes del “bel canto” Adelina Patti, Nellie Melba y Emma Nevada, que abandonó en pleno apogeo su magistral carrera para casarse con Alvear, el “enfant terrible” que se enamoró de ella el primer día que escuchó su voz en el teatro Politeama de Buenos Aires.
En el libro, Cabrera recrea con singulares detalles históricos la resistencia que provocó en la alta sociedad porteña el amor entre Alvear y “la Pacini” -como le decían-, ovacionada en los más calificados escenarios y cortes europeos durante 20 años de meteórica carrera, que comenzaron cuando era una adolescente.
“A medida que transitaba la trama de este largo amor, la figura de Regina se iba agrandando y haciendo más importante. Me impactó su gran talento y generosidad. Ella dejó todo por amor, ya que Alvear le exigía que sólo cantase para él”, dijo Cabrera.
Sobre esta extraordinaria artista –que compartió protagónicos con Enrico Caruso en el Covent Garden de Londres y deslumbró al público y la crítica especializada con un osado debut a los 16 años, en el teatro San Carlos de Lisboa– “no existía bibliografía en el país”, afirmó la escritora.
Cabrera dio de manera fortuita con datos sobre esta intérprete extraordinaria, ilustre desconocida en Argentina: una tarde que en el Teatro Colón le confirmaban que no tenían documentación sobre Pacini, un hombre que escuchaba el diálogo –aficionado a la ópera– se le acercó y le ofreció las copias en portugués de un libro que no se encontraba en el país.
“Siempre trabajo con personajes poco conocidos, agrandando la letra chica de la historia oficial, poniéndolo en primer plano. Escribo sobre las mujeres y hombres que tuvieron el poder pero fueron excluidos de la narrativa de esa historia”, dijo esta profesora en Letras especializada en la temática de género.
Tal es el caso de “Felicitas Guerrero”, su primera novela, a quien la prensa llamaba “la joya de los salones” y que nunca hizo referencia a su lucha por los campos; o el de “Cristián Demaría”, su segunda novela “sobre el primer defensor de los derechos de la mujer en Argentina”

MITOS URBANOS 3






23 Jul 2009 Por matiasferri # Enlace permanente



Jorge Luis Borges impulsó la construcción de un nuevo edificio para la Biblioteca NAcional que dirigió entre 1955 y 1973. En 1960 se le destinaron tres hectáreas delimitadas por Av. Libertador, Agüero, Av. Las Heras y Austria. Ese año, los arquitectos Clorindo Testa, Alicia D. Cazzanica y Francisco Bullrich ganaron el concurso de anteproyectos.
Luego, la construcción de la Biblioteca Nacional se convirtió en el proyecto sin fin. Recién en 1971 se comenzó la obra y fue terminada en 1992. El ex presidente Carlos Menem la inauguró. Un año duró el traslado del material bibliográfico desde la vieja sede de México al nuevo edificio.
La "nueva" Biblioteca Nacional se hunde en tres enormes depósitos subterráneos (que albergan libros y demás documentos) y se levanta sobre cuatro grandes apoyos que sostienen un cuerpo sobreelevado, destinado a salas de lectura. Por sus rincones, dicen algunos, camina el fantasma de Eva Duarte. El mito se explica porque en el predio de la Biblioteca Nacional estuvo antes la residencia presidencial. Juan Domingo Perón y su esposa Eva, fueron sus primeros habitantes. Allí, el 26 de julio de 1952, Evita murió.






Nuestro Mito de "La Dama de Blanco" (RECOLETA)



Rufinita Cambaceres, era una joven aristócrata hija de Eugenio Cambaceres un escritor de la década del 1800 y Luisa Baccini, al morir su padre de Tuberculosis, su madre paso a ser la “favorita” de Hipólito Yrigoyen (nuestro único Presidente soltero).Para ese entonces Rufina ya había cumplido catorce años, era muy agraciada y cantidad de mozos rondaban la antigua casona de Montes de Oca, sin obtener no obstante sus favores. Ella sabía a quién amaba, con ese silencio que la caracterizaba.Corría el año 1902, algunos hablan de 1903…, pero fue el día 31 de mayo en que Rufina cumplía sus diecinueve años, y Luisa había dispuesto una importante celebración para terminar luego la noche en el Teatro Colón disfrutando de una función lírica. Tales eran los planes. Sin embargo, el destino movió los hilos en un sentido diferente.Según cuentan, ese día del cumpleaños diecinueve de Rufina, recibió de labios de su amiga íntima una revelación que desencadenaría los hechos subsiguientes. Pues que el mismísimo novio de la niña mantenía relaciones con su bella madre, que eran amantes. El impacto que le produjo esta confidencia ocasionó a Rufina tal lacerante dolor, que su corazón literalmente se destrozó y le provocó la muerte en el acto.
Uno de los médicos presentes diagnosticó un síncope. Tres médicos certificaron que Rufina había muerto.Hipólito Yrigoyen se cuidó de acompañar a Luisa e inhumar sus restos en la Recoleta.Sin embargo, esta funesta historia no había acabado aún; el espanto recién comenzaba.
Un par de días más tarde, el cuidador de la bóveda de los Cambaceres debió comunicar a Luisa que descubrió abierto y con la tapa quebrada el féretro de Rufina. El cajón se había movido; y cuando lo abrieron, encontraron a la joven con el rostro y las manos arañados y amoratados.Se cuenta que Rufina habría sido víctima de un ataque de catalepsia y despertó en la oscuridad del sepulcro para rendirse y volver a morir después de una desconsolada y estéril pelea.Oficialmente se manifestó que se había tratado de un hurto, dado que la niña había sido enterrada con sus joyas más lucidas; no obstante, a Luisa le tocó vivir el resto de su vida remordida por el conocimiento y certidumbre de que su hija había padecido un ataque de catalepsia por lo que fue sepultada viva.
Se dice que la joven Rufina, vaga entre las bóvedas por las noches, llorando por amor con su corazón destrozado…

MITOS URBANOS 2




29 Abr 2009 Por matiasferri # Enlace permanente


La historia comenzó en realidad en las páginas policiales de los periódicos, cuando se informó de ataques sexuales a varias jóvenes de la zona por parte de “uno o más individuos disfrazados”; altos, al parecer, cubiertos de pelaje oscuro, y además lo que llamaba la atención era la increíble agilidad que poseian.De echo, cuando los casos fuerón numerosos, la policía se aposto en lugares estratégico con el fin de capturarlos. Pero esto sólo evidenció la habilidad de que eran poseedores, pues sus escapes de redadas prácticamente perfectas eran impresionantes. En ocasiones, se afirmaba que uno de estos seres había sido rodeado en un terreno baldío, aparentemente escondido entre los matorrales, pero cuando treinta o cuarenta hombres cargaron sobre ese punto se encontraron con la sorpresa de que dicho ser habia desaparecido.A medida que pasaba el tiempo las apariciones se multiplicaron. Lo que dio la pauta de que se lidiaba con un número significativo de seres ya que en una misma noche eran múltiples las observaciones en puntos muy alejados. Los vecinos comenzaron a tomar sus propios recaudos, se armaron, y la emprendieron a tiros con todo bulto que se moviera en la noche.Algunos de estos casos son interesantes. En una ocasión, por ejemplo, una familia escuchó aterrada cómo algo golpeaba y arañaba su ventana. Sus gritos alertaron a algunos vecinos, quienes salieron a la calle con tiempo de observar cómo una delgada silueta peluda y negruzca ganaba la oscuridad. Dos de estos observadores estaban armados, por lo que se echaron en persecución del ser, disparándole a distancias no superiores a cinco metros. Dos veces, según los testimonios, el ente cayó al suelo por el impacto de los balazos pero en ambos casos se levantó y continuó corriendo como si nada le hubiese afectado.Pero hay algo más. En esos días, pobladores de la zona completamente aterrorizados y desilusionados por los fracasos en la investigación policial comenzaron a solicitar en gran número el apoyo de profesionales en parapsicología, buena parte de ellos provenientes de localidades muy alejadas del epicentro de los hechos (lo que invalida la suposición de que los propios colegas zonales incentivaran los rumores con fines monetarios).Me consta que muchos de ellos encontraron en los “hombres gato” un gran parecido a súcubos, los demonios del medievo que se materializaban para atacar sexualmente o perturbar la paz espiritual de los hombres). La violenta desaparición de los fenómenos unos días más tarde, casi tan violenta como fue su irrupción ha llevado a la conclusión de que fue el esfuerzo psíquico conjunto de un número grande de entrenados expertos lo que puso fin a esta pesadilla o, desde mi punto de vista, un subconsciente colectivo.


Imágenes extraídas de la pag WEB: www.calzadacity.com.ar


Los Símbolos m en los billetes de 1 dolar

El frente del billete tiene aspecto normal salvo un pequeño detalle, solo perceptible al mirarlo con más detalle. En el ángulo superior derecho, a la derecha del Nº 1, se puede ver un pequeño buho.
El Buho, es uno de los símbolos de los “Iluminati”, representa, concretamente una deidad mesopotámica llamada Moloch, asociada a Satanás y a quien los banqueros y jerarcas mundiales rinden culto todos los años en el “Soto Bohemia”, de California, vestidos con las ropas del Ku Klux Klan.
En el anverso del billete, la imagen que sobresale es una enorme pirámide con un ojo en su parte superior.
La llamada “Piramide con el Ojo que todo lo ve” es un símbolo de la masonería y del dios egipcio “Horus”.
En su parte inferior observamos la leyenda “Novo Ordo Seclorum“, que traducido sería: “Nuevo Orden Mundial” y en inglés : “New World Order”.
Arriba, se puede leer “Annuit Coeptus”, que significa “nuestra empresa es exitosa” o “nuestra empresa es exitosa”.
En la base de la pirámide se encuentra la fecha de la independencia de Estados Unidos impresa en números romanos: Año 1776 ( MDCCLXXVI ), la cual curiosamente coincide con el año en que el sacerdote jesuita de origen judío, Adam Weishaupt, fundó la órden de Los Iluminati.
La piramide, posee 13 escalones, dato que individualmente es irrelevante. Sin embargo, en el sector derecho; El águila (Símbolo Americano) sostiene en una de sus patas 13 flechas y el la otra 13 hojas y sobre el águila se dispone una estrella de David conformada por 13 estrellas más pequeñas.
Tambien podemos encontrar 13 barras en el escudo que aparece en el pecho del aguila. El numero 13 aparece repetitivamente en los billetes de Dollar, debido a que 13 es la cantidad de estados que se independizaron de Inglaterra, para formar lo que hoy conocemos como Estados Unidos, pero resulta que para los masones es el número de la transformación.
En definitiva, las coincidencias existentes entre los símbolos del dólar y la secreta organización masónica no dejan de ser llamativas e interesantes.

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HISTORIAS, LEYENDAS, MITOS .....





Según una vieja leyenda de origen checo un monje copista, perteneciente a la órden de un monasterio benedictino ubicado en Podlazice, habría sido condenado a morir emparedado vivo por cometer un crimen grave. Este monje, reconociendo su error y con motivo de redimir su culpa, propone a su juzgado elaborar una biblia en tan solo una noche. Sin embargo, para poder cumplir con semejante tarea tuvo que acudir a la ayuda del mismísimo demonio.

Como resultado de su labor, supuestamente, nació el Codex Gigas: Un manuscrito en pergamino creado a principios del Siglo XIII y escrito totalmente en latín. Durante un tiempo, fue considerado la “octava maravilla del mundo”, probablemente por sus dimensiones: (92 x 50,5 x 22 cm), 624 páginas y 75 kg. de peso.
Fue tal su importancia que a inicios del 2008, el gobierno checo pagó a Suecia cerca de 10 millones de dólares para poder trasladar el códice hasta Praga para ser expuesto de manera temporal en el Clementinum, un antiguo colegio jesuita situado en el corazón de Praga, para el deleite de turistas, estudiosos e investigadores.

MITOS URBANOS





La Dama Vestida de Blanco




En distintas ciudades de la Argentina circula este relato, con algunas variantes mínimas, que tiene como protagonista a un joven que concurre a una fiesta, baile o lugar de diversión nocturno. Allí conoce a una bella muchacha de vestido blanco a la que invita a bailar y de la que se enamora instantáneamente. A cierta hora de la noche se ofrece a acompañarla hasta su casa y le presta su abrigo para protegerla del frío. Al día siguiente, el muchacho vuelve a la casa de la joven con intención de verla nuevamente y es atendido por los padres de ella, quienes con sorpresa y estupor le informan que la muchacha ha muerto uno o dos años antes. El enamorado no entra en razones, motivo por el cual los afligidos progenitores lo llevan hasta el cementerio con el propósito de que, al ver la tumba, el muchacho se convenza de la verdad de sus dichos. Al llegar a la tumba, la estupefacción estalla en los tres, al descubrir que sobre la lápida descansa el abrigo que el muchacho le había prestado a la joven la noche anterior.



La Dama del Cementerio




Un caso parecido es aquél que cuenta que un hombre quedó encerrado en el cementerio al terminar el horario de visitas. Inquieto comenzó a dar vueltas por el lugar en busca del sereno para que le abriera la puerta. No lo encontró pero advirtió que frente a una tumba estaba una mujer de pie (según las variantes del relato, puede tratarse de una niña, una adolescente o una mujer adulta). El hombre se le acercó entonces y le contó su situación, alegrándose de ver a alguien más por allí. La mujer le respondió que a ella le había ocurrido lo mismo y que no se preocupara, ya que conocía un lugar desde donde podrían salir. Con la dama como guía, el sujeto la siguió entre las lápidas, hasta que ella se detuvo indicándole una de las paredes perimetrales del cementerio. Al comprobar que no había ninguna puerta, el hombre le preguntó cómo hacer para salir por ese lugar inaccesible. –Así– le respondió la mujer mientras atravesaba el muro.




El Perro Extraño




Cuentan en el barrio de La Boca, en la ciudad de Buenos Aires, que hace muchísimos años dos ancianos encontraron un perro abandonado. Sintieron lástima por el animalito que, pese a su aspecto extraño, los miraba con ojos de mucha ternura. Le dieron de comer y lo asearon, incorporándolo a la vida familiar. Cierta vez el perro presentó síntomas de decaimiento y lo llevaron al veterinario para que lo atendiese. El facultativo, tras revisarlo, no pudo encontrar las palabras adecuadas para decirles a los afligidos amos que lo que habían recogido no era un tierno ejemplar de raza canina sino una enorme rata.





Romeo y Julieta Porteños




Cuenta la tradición que la aristocrática familia Anchorena vivía en el actual Palacio San Martín con más de 150 sirvientes. Hacia 1920 sus miembros decidieron construir la iglesia del Santísimo Sacramento como futuro sepulcro familiar. Quiso el destino que uno de los Anchorena se enamorara perdidamente de Corina Kavanagh, una joven de familia adinerada, aunque no patricia. El romance no tuvo la aprobación de los padres del muchacho y finalmente los novios tuvieron que separarse. Corina entonces pergeñó una particular venganza, no de sangre, pero sí estética. Ordenó levantar en San Martín y Florida un edificio cuyo único requisito fue que le impidiera a la familia Anchorena la vista a la iglesia mencionada desde su soberbio palacio. Aún hoy pesa la “maldición” arquitectónica, ya que el edificio Kavanagh sigue obstaculizando la visión del templo católico.

El Vampiro de Flores




Tiene como protagonista a Belek, un enano que llegó a Buenos Aires con el Circo de los Zares proveniente de la zona de los Cárpatos. Al igual que el conde Drácula, Belek fue expulsado luego de que Boris Loff, el dueño del circo, junto a dos testigos: la Mujer Barbuda y el Hombre Bala, lo encontraran prendido al cuello de una mona integrante de la troupe circense.Pero el mito, apenas comienza aquí. El verdadero horror se desató cuando Belek se refugió en una casa abandonada del Bajo Flores y comenzaron a desaparecer misteriosamente todos los gatos del barrio. El relato cuenta que los vecinos protegieron sus casas con ristras de ajo mientras portaban crucifijos por las calles, por temor a ser atacados. Una noche de invierno, cerca de la estación Flores, los hombres del barrio lograron cazar al vampiro con una improvisada red, fabricada con la malla de un arco de fútbol, pero éste se les escapó furtivamente. Algunos aseguran que aún vive en el cementerio de Flores y sale de tanto en tanto a producir estragos entre los desprevenidos transeúntes.





El Accidente del Chofer




Cuenta el relato que una noche en Rosario, Provincia de Santa Fe, frente al cementerio "El Salvador", un chofer de colectivo de la línea 114 iba conduciendo el vehículo medio dormido, luego de una jornada de intensa labor. De pronto, una chica se le atravesó en la calle, cruzando de manera imprudente. El hombre intentó clavar los frenos, pero fue inútil: la muchacha fue arrollada. Asustado por lo sucedido y presa de la desesperación, el conductor decidió huir. Luego de varios minutos de escape a toda velocidad y sin detenerse en las paradas establecidas, vio por el gran espejo retrovisor que la víctima estaba sentada en el ultimo asiento del colectivo, mirándolo fijamente y llorando.

Los Fantasmas del Subte




Varias historias circulan en torno a los subterráneos de la ciudad de Buenos Aires, que tienen como escenario principal las estaciones de la línea A, la primera de la red inaugurada en 1913, que actualmente une Plaza de Mayo con Primera Junta. Una de ellas cuenta que un antiguo operario de la estación Sáenz Peña concurrió a los sanitarios en horas de servicio y encontró en ellos a un hombre degollado sobre un charco de sangre. De inmediato el atribulado empleado dio el alerta al personal de seguridad de la estación, quien acudió rápidamente a inspeccionar el lugar, encontrando el sitio en perfectas condiciones y sin ningún rastro de violencia. El veredicto fue unánime: se trataba de una alucinación. Al día siguiente, volvió a repetirse la situación, aunque el protagonista fue esta vez otro empleado. Durante largo tiempo, muchos fueron los trabajadores que afirmaban haber visto al degollado en el baño de esa estación.Otra historia de aparecidos tiene como escenario el tramo comprendido entre las estaciones Alberti y Pasco, aunque su figura central esta vez es una extraña mujer en traje de novia. Cuentan los dichos que se trata del fantasma de una joven a la que su prometido abandonó ante el altar, circunstancia por la cual la muchacha habría salido intempestivamente de la iglesia y se habría arrojado a las vías del tren. Otra versión, más romántica aún, señala que la ceremonia del casamiento se realizó pero al tratarse de una unión concertada por los padres de los novios, la muchacha prefirió suicidarse al salir de la iglesia antes de contrariar su propia voluntad.




COMENZARON LAS COMEDIAS MUSICALES


Comenzaron las comedias musicales y en el 2° día no me gustó el trato que se le dió a Silvina Luna, que bailó muy bien, con el musical de Thalía (“Le doy gracias”) y el “Oye el boom” de David Bisbal. Alfano (8) consideró que fue bueno el planteo del equipo y la producción: “Casi pude oler las flores del puesto”, confesó. Pachano no coincidió con Graciela y dijo: “¡Qué suerte que a Graciela le vino ese aire de frutería! ironicamente. A mí no me gustó nada. Quiero que Silvina mueva los pies…” Luna interrumpió desorientada: “¿Y entonces?”. Pachano respondió: “Que tenés que trabajar mucho” (3). Reina fue más específica y le corrigió: “Tenés que trabajar en la pisada”. Por último, Valeria (8) decidió darle un voto de confianza al equipo. Si Silvina no le huviera hecho esa pregunta no la aplazaba.