Cada vez que escribo una nota, lo primero que pienso es el título y en este caso puede sonar más parecido al de una novela de Agatha Christie que al de una nota sobre modales a la hora de comer. El elemento disparador en este caso, fueron los numerosos códigos que surgen a partir del uso de los cubiertos, algunos indiscutibles y otros velados por el desconocimiento.
Me atrevo a decir que de todos los elementos presentes en la mesa, los cubiertos son los que generan mayor cantidad de dudas y controversia. Dónde colocarlos, cómo manejarlos, que hacer con ellos durante un intervalo o cuando terminamos de comer, son titubeos típicos pero existen reglas muy claros para usarlos con propiedad y naturalidad.
Respecto de la ubicación, los tenedores se colocan a la izquierda del plato, mientras que los cuchillos se ubican a la derecha junto con las cucharas. Esta posición jamás se altera aún cuando prescindamos del cuchillo.
Según la formalidad de la reunión, los cubiertos de postre podrán colocarse sobre la mesa desde el principio, o bien, en ocasiones de extrema formalidad se llevarán en el momento de comer lo dulce. Si su mesa tiene poco espacio, podrá optar perfectamente por esta misma manera.
Los mismos se ubican en la parte superior del plato a la altura de las copas. La cuchara arriba apuntando hacia la izquierda y el tenedor debajo apuntando hacia la derecha, de modo tal que al momento de utilizarlos se tomarán con las manos correspondientes, es decir, cuchara con la derecha y tenedor con la izquierda, sin tener que cruzarlas por encima del plato.
Está prácticamente en desuso el uso del cuchillo de postre, salvo en ocasiones informales, pero si fuera necesario colocarlo en la mesa el orden comenzando desde el borde del plato es cuchillo (con el filo hacia adentro y apuntando hacia la izquierda), tenedor y cuchara.
En cuanto al uso, la regla básica indica que se empieza utilizando los cubiertos que están más alejados del plato hacia los que están más cercanos al mismo.
Para entender mejor la manera de apoyarlos entre bocado y bocado, existe un código denominado código del reloj, que es conocido internacionalmente y que, no sólo lo van a ayudar a ser puntual en este aspecto, sino a que ningún mozo le retire su plato antes de tiempo.
Durante una pausa, los cubiertos se dejan con las puntas del tenedor hacia abajo apenas cruzado sobre el cuchillo; el filo del cuchillo se coloca hacia adentro y tomando como referencia al reloj, se ubican en ángulo posicionándolos como si fueran las cinco menos veinticinco con las tres cuartas partes de la pieza apoyada sobre el plato.
Al terminar la comida, los cubiertos se dejan paralelos entre sí. El tenedor reposa con las puntas hacia arriba, el cuchillo con el filo hacia adentro y visualizando nuevamente al reloj los posicionamos marcando las “cinco menos cinco”.
Uno de los errores más frecuentes entre bocados es apoyarlos tipo “remos”, a los costados del plato, es decir medio cubierto sobre el plato y la otra mitad sobre el mantel.
Los cubiertos sucios jamás vuelven al mantel, deben quedar apoyados en el plato aunque molesten. Esto es muy frecuente cuando pasamos un plato para repetir la comida. Normalmente no sabemos si dejar los cubiertos sobre él o apoyarlos sobre el mantel. Conociendo esta regla, las confusiones quedan resueltas.
¿Y qué pasa con los zurdos? En caso que hubiera una persona que maneje el cuchillo con la mano izquierda, jamás se invierte el orden del servicio para adaptarlo a su comodidad, sino que es el mismo comensal quien deberá hacerlo al empezar a comer.
De más está decir que los cuchillos no se llevan a la boca y que no se sobrecargan con comida en ningún momento. Señalar, apuntar o gesticular con los cubiertos cuando uno habla es de mal gusto y puede dejar sin un ojo a su vecino de mesa, representando así involuntariamente una escena de la mencionada escritora británica, con la diferencia que, no habrían dudas encubiertas de la identidad del culpable como en los relatos de Agatha.
por Rose Gafione
No hay comentarios:
Publicar un comentario