miércoles, 3 de marzo de 2010

La mesa de Pascuas

Sin olvidar la esencia de la estación, al acercarse las Pascuas empezamos a pensar en el menú, los vinos, la mesa, la búsqueda de los huevos de chocolate y de todas aquellas tradiciones que nos reunirán en familia alrededor de una mesa. Lejos de ser frivolidades, son detalles que realzan el espíritu de la festividad religiosa más importante del calendario cristiano.

Texto: Rose Galfione

 ARTE DE RECIBIR

Después de una interminable Cuaresma de lánguidos ayunos y abstinencia de carne, ¿cuál debe ser el menú obligado del domingo al mediodía? Carne roja.
Las Pascuas se encuadran dentro de una de las tantas celebraciones temáticas del año. Para transformarla en
una verdadera fiesta hay que buscar y concentrarse en aquellos detalles que, como dicen los españoles, “hacen fiesta”. Entonces descartemos del menú los lomos, pecetos y las colitas clásicos de la semana y cocinemos el litúrgico cordero pascual que tiene una connotación mucho más significativa considerando la
fecha. Al asador, a la parrilla o al horno; gigots (piernas), costillar, carnero o lechal, se disfruta en casa de
campo, country, loft urbano o donde sea que uno se reúna para celebrar. Perfumarlo con unas cuantas ramas de romero al estilo mediterráneo y acompañarlo con un buffet de verduras otoñales o ensaladas sencillas, es toda la sofisticación que se le puede dar a un mediodía pascual en familia. Otra alternativa para seguir con la tradición de los domingos argentinos es ofrecer unos ravioles caseros rellenos de cordero, para quien se anime a amasarlos, claro.

Modales pascuales

Saliendo de la pasta y volviendo a la carne, cuando de costillitas de cordero se trate, considerando la satisfacción que da comer estas piezas con las manos, no olvide colocar servilletas de papel junto con las de tela, o bien finger-bowls con agua tibia y una rodajita de limón para enjuagarse al terminar. Por más familiar que sea la comida, ¡chuparse los dedos queda espantoso!
Al sentar a la familia, es preferible programarlo de antemano para que nadie nos crucifique con mirada descontenta y al momento del brindis todos puedan levantar su copa de Syrah con una gloriosa sonrisa.
De postre, medio huevo de Pascua de tamaño razonable, relleno con alguna mousse de mango, dulce de
leche o simplemente con una variedad de frutos rojos en su interior dará el toque alusivo a la festividad. Como otra alternativa, elija algún postre frutal, ya que el chocolate estará igualmente presente en la mesa.

Decorando la mesa

La mesa y su decoración no deben escapar a los detalles. Huevos de cualquier tipo, blancos, marrones, pintados o de chocolate; combinados con hojas o flores, puestos sobre platos o canastas; minimalistas o barrocos... todo este tipo de arreglos vale. Las roscas como las navideñas, que simbolizan la eternidad, también son objetos decorativos, así que es un buen motivo para volver a lucirlas durante el año.
Un huevito de Pascuas envuelto con el nombre de cada invitado como marcador de lugar es un detalle temático y un dulce gesto que suavizará, si se presenta, la disconformidad
de algún invitado respecto de su puesto en la mesa. Si ésta es al aire libre, tenga cuidado con el sol a menos que quiera que sus ilusiones se derritan antes de tiempo.

Pintando huevos

Pintar huevos es más fácil de lo que uno cree, simplemente tiene que sumergirlos crudos o cocidos dentro de
un bowl con agua con colorante diluido. En un par de horas tomará la coloración pareja y perfecta y ¡sin ensuciarse las manos! Si sobre este color de base además se desea hacer dibujos, ¡adelante! Primero déjelos secar bien y luego juegue con su parte artística y creativa.
Recuerde utilizar huevos blancos para este procedimiento y colorantes de uso gastronómico que permiten
comerlos posteriormente, sin riesgos.
Si prefiere ahuecar los huevos, perfore ligeramente uno de sus extremos con la punta de un cuchillo filoso y retire su contenido con una jeringa. Así será más fácil trabajarlos. Luego cubra el agujero con un poco de goma de pegar.

Detalles hasta el final

Al final de este tipo de comidas, un vaso de agua gasificada con limón es justo y necesario para despejar el
paladar de excesos de grasa. Además ayudará a la digestión de tan suculenta combinación, como la del cordero con el chocolate.
Por otro lado, cuando invitamos a comer, el menú y la decoración de la mesa, si están hechos con dedicación, son halagadores para el invitado. Todos éstos son consejos para una comida pensada hasta en sus últimos detalles.
Si bien Pascuas es uno más dentro de los tantos festejos del año, para los católicos es la festividad religiosa más importante, por la que vale.

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