Qué hacer si los invitados discuten en la mesa; qué temas hay que evitar; qué menú elegir; entre otros tips
Rose Galfione, licenciada en Relaciones Públicas y Ceremonial, nos sugiere algunas ideas luminosas para recibir a la gente.
A la hora de organizar una reunión ¿qué es lo primero en lo que hay que pensar?
En la cantidad de convocados. Una cosa es organizar una reunión para 10 personas y otra muy distinta, una para 40. Lo primero que hay que hacer es tener una idea de la lista de invitados y de las edades de cada uno. Puede que sean con gente mayor, jóvenes o niños, o quizás es un grupo muy heterogéneo. Entonces la lista de invitados es básica porque nos va a condicionar desde el lugar hasta el menú y las bebidas.
¿Son más complicadas las reuniones heterogéneas?
En general si. Muchas veces cuando hay chicos escucho: "¿qué les hacemos de comer?" Y tratamos de disponer un menú especial. Pero no, es una buena ocasión para que ellos se integren y empiecen a comer lo mismo que los grandes. No hay que aislarlos sino educarles el gusto.
¿En el caso de que se trate de un grupo de gente joven qué idea creativa nos sugiere?
Lo primero en lo que hay que pensar es: qué tipo de reunión voy a hacer, adónde va a ser y cómo se van a sentar. Es decir, hay que pensar en la dinámica. Tenemos que trasmitirla a nuestros invitados para que sepan a qué atenerse. Si va a ser self service tenemos que decirlo para que se sientan como en su casa. Porque si no vamos a tener a los invitados esperando que los anfitriones les sirvan. También hay que comunicar el horario en que se va a comer.
Es de buen invitado ofrecer ayuda. Y si el dueño de casa dice que no la necesita no hay que insistir, porque quiere decir que tiene las cosas bajo control y puede sentirse invadido.
¿Cómo se puede hacer para que la reunión tenga nuestro propio sello?
El sello personal es importante porque uno tiene que identificarse con estilo. Así como en la ropa, uno es formal otro, informal o decontracté . Con las invitaciones pasa lo mismo, la ambientación que yo le voy a dar va a tener que ver con la manera que a mi me gusta recibir. Hay gente que tiene un estilo muy informal.
¿Cómo descubrimos cuál es el nuestro?
Muchas veces tiene que ver con la casa misma, con la decoración de un lugar: se nota cuando el anfitrión está en cada uno de los detalles o si se trata de una casa sobrecargada o minimalista. Ese día está bueno invitar de la misma manera. No tiene por qué ser de una la naturaleza diferente a la de uno.
¿Y qué pasa si no lo encontramos?
Está bueno sentarse y pensar: "¿cómo me gusta recibir?" La clave es: cómo quiero hacerlo pero siempre pensando en disfrutar, no en el cómo debo. Hay que hacer lo que uno quiere, tiene ganas y puede, sobre todas las cosas. Sino ahí empieza la frustración: "quiero hacer esto pero no llego o no puedo, o no me alcanza la plata". Entonces, si uno se pone a pensar: "Bueno, esto es lo que yo puedo dar para disfrutar". Eso es lo ideal. Porque disfrutar es la regla número uno.
¿Siempre?
Si, porque si vos te proponés disfrutar los demás también la van a pasar bien. Cuando voy a una casa y veo a la anfitriona estresada, que se le desfigura la cara y corre para un lado y para el otro, yo me siento un estorbo.
¿Podría darnos algún ejemplo de un menú ideal para una cena?
Quizá te sirva lo que hago yo como ejemplo. Según la cantidad de gente que recibo cambio la pieza. Por ejemplo, si van a ser 40 personas, hago un pernil de ternera de 14 kilos. Entra en cualquier horno normal, yo no tengo uno gastronómico. Aunque lleva 6 horas de cocción (hay que macerarla e ir dándola vuelta a cada hora), es deliciosa. Además, tenés todos los puntos de cocción que quieras, los más cocidos afuera y los más jugosos adentro. Y eso lo podés acompañar con ensaladas. Por otra parte, si sobra, al otro día lo comés al pan.
¿Y si se trata de una reunión de 20 personas?
Hago una pierna de cerdo que pesa 7 u 8 kilos. Y también es rico para acompañar con chutney, u otras salsas agridulces que se preparan en el momento. Y en cuanto a las ensaladas, va con las de remolachas y manzanas o con aquellas cosas que combinan con el cerdo. La variedad es infinita.
Y si fuéramos menos, 10 personas, hago una pierna de cordero. Son piezas de carne que, como dicen los españoles, "hacen fiesta". La misma pieza ya es atractiva y no tiene la complicación del asado, que se prepara, en general, en las noches calurosas. Esta pierna puede hacerse y conserva mucho el calor. Después las envolvés en papel aluminio hasta la hora de comer y listo.
¿Conviene que cada uno traiga algo?
Bueno, si. Te pueden ayudar con las ensaladas. Si hacés la pierna de cordero alguien puede traer un cous cous, otros, una ensalada de berenjenas y tomates... U otros te pueden traer la bebida. Lo importante es organizarse con tiempo y sugerirle a cada uno lo que puede traer. Porque si no nos ponemos de acuerdo, terminamos todos comiendo ensalada verde que es lo más sencillo. Hay que hacer una lista y preguntarle a cada uno qué va a traer. Por ejemplo, si alguien propone el champagne, que lo traiga frío. Porque contar con esta bebida fuera de temperatura es un problema.
¿Y el postre?
Los postres tienen que ser livianos, con poca crema. Yo siempre ofrezco una corona de cerezas con un bol de chocolate derretido, entonces cada uno picotea.
¿Qué invitados debemos evitar?
Los polémicos. Pero en el momento de ubicarlos hay que tener sentido común. Por ahí al invitado más controvertido hay que sentarlo con el anfitrión, porque el dueño de casa va a poder dominar la situación.
Lo primero que se tiene que tener en cuenta con la ubicación es que la gente mayor nunca tiene que quedar en la punta de la mesa. Cuando se sienta la familia, el orden de jerarquía es de mayor a menor edad.
¿Qué temas de conversación hay que obviar en la mesa?
Yo siempre digo que son los comunes: ese día no hay que hablar de política, ni de fútbol, ni de los temas que tocamos normalmente.
¿Qué hace el dueño de casa si dos comensales empiezan a discutir?
Los anfitriones son los primeros que tienen que desviar los temas. Contar un chiste o interrumpir, pero bajo ningún punto de vista observar la situación y quedarse afuera, porque puede terminar mal. Cuando tenemos muchos invitados es importante que los dueños de casa interactúen con todos.
¿Es mejor recibir en casa o que lo inviten a uno?
(Risas) Cuando uno es invitado es genial. Para quienes ponemos mucha energía en recibir también es lindo que nos reciban.
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